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martes, 29 de mayo de 2018

Joaquín Giannuzzi: Tres poemas





Instituto de belleza

El derrumbe de un cuerpo
no proclama el fracaso del universo.
El piojo se deteriora súbitamente;
los leones caen en un soñoliento
crepúsculo reumático.
Como los hombres de Hesíodo.
Así, durante un sepelio observé
la majestuosa degradación
de un ramo de gladiolos.
Entonces compruebo estupefacto
la alienada esperanza de negar y resistir,
el estúpido escándalo que confunde lo bello con lo inmutable
y que hace de miss universo, por ejemplo,
el último juguete de occidente.


En Las condiciones de la época (1967)



Violín obligado


Obligado - Mús. Un obligado de tenor, trompa, violín,
clarinete, etc., se entiende un pasaje destinado
expresamente a tal voz o a tales instrumentos
y que ninguno otro dice (Enciclopedia Espasa. V. 39).

En tu cerebro harapiento entró Mozart:
una ética absoluta, fresco y antiguo.
Cuántas cosas desde el mundo lo ocupaban,
pesadas. Puertas, caminos,
y montañas de polvo que reclamaban
un orden para un significado.
Pero el violín circuló
y todas las desesperaciones lo seguían
en círculos, como perros que no alcanzan
el tema central, la intensidad secreta,
el solo de Mozart en su cielo obligado.


En Violín obligado  (1984)
Portada de Giannuzzi, Joaquín O.; Obra Completa, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2014







Nombrar y mover

Amanece en el cuarto cerrado.
La primera mirada tiene
la energía de un joven felino.
Las cosas no estaban allí,
una tras otra van naciendo del ojo
y recuperan su nombre.
Soy el recién despierto creando
objetos puros a su alrededor.
Salto hacia ellos con ambiciosos planes de dominación
y ninguno tiene una respuesta interna.
Mi poder es un círculo perplejo
y no hay individuos entre tantas superficies heladas.
Sólo el escándalo no resuelto de mi cabeza,
el error que comete al moverse.

En Apuestas en lo oscuro  (2000)
Parroquia de Apóstol en Campo Quijano, última residencia de Giannuzzi